Una esquina sin dirección pero con un norte fijo
Medellín, una ciudad que son muchas ciudades a la vez.
Un valle lleno de contrastes, oportunidades, justicias e injusticias.
Una ciudad compuesta por un conjunto de barrios que forman y deforman su sociedad.
Un conjunto de barrios que unen y dividen al mismo tiempo.
Una ciudad sin fronteras visibles a simple vista, pero que las tiene. Aunque esto no te limite el poder apreciar la calidez de su gente, el amor por su cultura, su arte, sus colores y su historia.
Una ciudad que creció entre el sonido de la violencia y la diversidad de su música para darle ritmo a nuestros pasos sin importar qué camino decidas tomar, ya que en cualquier esquina, taxi, bus, cantina, bar, restaurante o casa de Medellín, podrás escuchara salsa, reggaeton, punk, reggae, rock, tangos, clásicos, rap, chismes, sueños, amenazas, oportunidades, ganas, miedos, triunfos y un sin fin de historias que narran aquellos que viven aquí, los locales y los que han llegado para quedarse por gusto u obligación.
Una ciudad donde para algunos no pasa nada, para otros siempre pasa lo mismo y para muchos otros, esta todo por hacer.
O esto, es lo que conversan un puñado de amigos en una de las tantas esquinas de la ciudad, mientras comparten ideas, sueños, proyectos, un poco de humo, comida y cervezas, al mismo tiempo que ven pasar las personas exhibiendo sus estilos y su mundos, para darle origen a una idea:
- “Marica, es que las calles son un museo donde podes apreciar muchas cosas y ahí está la magia” - decía uno.
- “La calle esta llena de símbolos e ícnos, comportamientos, insights y eso es lo que nos debe detonar la creatividad para crear. No es adaptar y copiar lo de afuera, fuck pa la tendencias, nosotros tenemos que tener nuestro propio lenguaje, que no excluya sino que integre”- afirmaba otro
Y en un ir y venir de palabras, ideas, afirmaciones que mezcladas con un toque de música y de gustos en común de la cultura, más el talento de un grupo de amigos que se fueron sumando a esta conversación a lo largo de la ciudad y del tiempo… fuimos viendo como entre esquina y esquina, se fue creando Contreras Eight.
Una marca, un proyecto, un sueño, un estudio creativo y de arte o simplemente una esquina donde todos pueden llegar a parchar y sentirse parte. Una propuesta que busca vestir al mundo entero con lo de aquí, al mejor estilo de lo de allá. Una marca con sus propósitos y objetivos claros que se ha arriesgado a crear una propuesta diferente cuando todo se estaba tornando igual.
Una marca que supo ponerle límites a las tendencias de la industria y resignificarlas, para mirarla a los ojos y decirle:
“NO ES POR LA MODA, ES POR EL MOOD”
Es por como te sientes, por lo que eres y quieres proyectar. No por lo que otros te dicen o imponen…
Hoy como muchos, soy testigo que esta esquina sin dirección (porque no tiene un lugar físico, pero que a la vez está en todas las direcciones y lugares donde están sus prendas) tiene un Norte fijo llamado “Lo hicimos real, lo hicimos posible”.
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